Por: Pólvora en la Calle
A raíz de la publicación de nuestra denuncia anterior
relativa a la Cancha Tajamar (21.02.2015 en el blog Pólvora en la calle, 26.02.2015 en Aporrea y 04.03.2015 en Últimas Noticias), ante la cual los entes involucrados no le dieron
respuesta a la comunidad pastoreña, hemos considerado oportuno seguir
denunciado la gran cantidad de irregularidades cometidas en nuestra parroquia
La Pastora, perteneciente al anillo de seguridad del Palacio de Gobierno. ¡Ojo!
No denunciamos por denunciar, sino para tratar de superar la crisis estructural
de gobernabilidad que enfrenta nuestra parroquia, la total impopularidad de nuestras
“autoridades” locales y lo obsoleto que resultan sus prácticas en las que se
unen el tráfico de influencias, la ineficiencia, la arbitrariedad, la exclusión
y el abuso de poder, es decir todos los vicios heredados de la IVa
República. En esta etapa de nuestra Revolución Bolivariana, etapa de
profundización del proceso revolucionario, es imprescindible que desenmascaremos
a estos personajes nefastos, que no hacen sino entorpecer el proceso de
transformación que venimos impulsando desde hace casi dos décadas junto con
nuestro Gobierno Bolivariano ¡No podemos tener contemplación con los enemigos
internos que se camuflajean de “chavistas”! La corrupción y la ineficiencia son
contra-revolucionarias por definición. Por lo tanto, hay que declararles una
guerra sin cuartel.
En el caso preciso al que hacemos hoy referencia,
hablaremos de otra situación inaceptable que viven los parroquianos y
parroquianas del sector Puerta de Caracas: a más de un mes de la inauguración,
por parte de nuestro Camarada Presidente Nicolás Maduro, de un complejo
urbanístico en la histórica Puerta de Caracas (lo que, indudablemente, celebramos
con orgullo), a unos pocos metros de allí, la otra Pastora, la Pastora invisibilizada,
sigue sufriendo el abandono y la ineficiencia de sus autoridades locales; pues
a un costado de la Puerta de Carcas, el basurero monumental que tiene años
entristeciendo la entrada de los sectores El Millo y La Toma yace intacto. El
maquillaje mediático preparado para la fecha patria del 12 de febrero no
permitió que las autoridades locales eliminaran los containers que acumulan
toneladas de basuras a cielo abierto todos los días, ni que por lo menos los
reemplazaran por unos nuevos con tapa (para evitar la contaminación ambiental)
o que construyeran una casilla para el aseo. Y lo más trágicamente surrealista es
que, en contra de todas las medidas sanitarias, este basurero al que se une la gran cantidad
de arena, tierra y escombros que quedó de las obras de rehabilitación de la
Puerta de Caracas, está recostado del tanque de HIDROCAPITAL cuya cerca los
autores de la mencionada obra no se dieron ni la molestia de reparar. Una vez
más, preguntamos, pues: ¿Quién da la cara por esta situación? ¿Quiénes son los
responsables de esta realidad vergonzosa? ¿Van las autoridades locales a seguir
lavándose las manos con el eterno e irresponsable argumento de que la culpa la
tiene la comunidad? Y no nos vengan ahora a tildar de “contra-revolucionarios”
como lo hacen los camaleones profesionales cada vez que denunciamos actos de
delito administrativo, de negligencia o de ineficiencia. Es necesario, de una
vez por todas, que ciertas funcionarias y funcionarios públicos cambien de actitud,
revisen su praxis, pasen de la prepotencia a la inclusión verdadera, pasen de
ser obstáculos de la revolución a servidores públicos y pasen definitivamente
de la IVa a la Va República.
Las imágenes hablan por sí solas…
En trasfondo de este paisaje dantesco, la Casa de la Juventud
Robert Serra, recientemente inaugurada.
El basurero está recostado de las
instalaciones
totalmente deterioradas de Hidrocapital…
¿Qué pensaría José Félix Ribas, cuyo
monumento
se eleva a apenas unos metros
de este basurero, si presenciara esto?