sábado, 18 de octubre de 2014

Contraloría no es una mala palabra

Por: Zaida Mujica - zakapuntas@gmail.com

Entre valores y contralorías,
nadie quiere participar…

Necesito que mi país cambie. Para eso necesitamos cambiar todos y cada uno de nosotros, estamos claros, que cambiemos nuestra forma de actuar. Hasta ahora hemos sido demasiado indiferentes en cuanto al tema de la contraloría social, dejándosela fácil a los corruptos y amantes de las cuentas turbias; las personas que defendemos el principio de la transparencia, que viene siendo transversal a todos nuestros valores, nos vemos sentados en el duro sillón de la satanización, de la descalificación y de la exclusión. Pareciera que a nadie le interesa dar ni pedir cuentas; vengo de una familia muy humilde donde al hacerle algún mandado a alguien aprendí varias cosas, entre ellas a ser útil, a servirle a los mayores y sobre todo a entregar cuentas claras y correctamente. Eso me enseñó mi madre: si 2 bolívares quedan vuelto , dos bolívares yo entregaba, mis padres velaron siempre porque eso fuera así. A pesar de que había muchas carencias, nunca nos sentimos con derecho a apropiarnos de lo que no era nuestro. Creo que aquí, en esto que trato de explicar, se refleja que no es necesario ser hijos de universitarios para dignamente manejar valores.
Ahora que este pueblo, levantado entre carencias, abre los ojos ante un posible cambio que impulsa un hombre que lo dio todo, como ha sido nuestro Máximo Líder del Proceso Revolucionario en Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías, y vota por el para mejor, no para un cambio negativo, no parece estar a la altura de su propia demanda en cuanto a valores se refiere, se comporta encandilado por  la bonanza material de este proceso y el consentimiento sin concientización, donde los ricos no dejan el complejo de ricos y los pobres no dejan el complejo de pobres, esta conducta colectiva de pronto se interpone ante la posibilidad de construir organizaciones transparentes, horizontales, participativas y totalmente colectivas.
¿Porque tenemos que organizarnos solo cuando el Gobierno lo ordena? ¿Porque el gobierno no exige cuentas claras ni permite la denuncia o solicitud de las mismas, mediando sin que esta fase de la participación popular se convierta en un trauma sino en una experiencia que enriquezca la organización de base? ¿Porque termina siendo el contra-revolucionario y el delincuente, el que pide cuentas? ¿Porque pedir cuentas es prácticamente un delito y en la Ley Orgánica de Contraloría Social es un deber? ¿Porque los gobiernos locales cuando oyen a alguien que habla de mesas de Contraloría Social casi que lo lapidan? ¿En qué artículo de la Ley dice que una sola persona no puede hacer Contraloría Social? ¿Porque promover y desarrollar la cultura del control social como mecanismo de acción en la vigilancia, supervisión seguimiento y control de los asuntos públicos, comunitarios y privados que incidan en el bienestar común, es visto como un saboteo al proceso revolucionario, cuando que lo contrario si lo es?


Boceto realizado por Samuel Bravo, 2009

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