miércoles, 9 de mayo de 2012

Una pequeña esperanza para Europa




Francia tenía 17 largos años de gobiernos conservadores, brecha que se rompió  el día 6 de mayo de 2012 con el triunfo del candidato del Partido Socialista francés, François Hollande, un hombre simple, sin gracia, cuyos discursos no transmiten vitalidad, lo que demuestra que el pueblo francés votó por su programa político. No ganó un payaso como Nicolás Sarkozy, ganó un discurso político. No ganó un discurso carismático, no fue una victoria contundente ni en la primera vuelta ni en la segunda;  la mayoría de los votantes de la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen (ultraderechista y neo-nazi), tercera fuerza política de este país, votó por Sarkozy y un tanto por ciento, al parecer muy pequeño, votó por François Hollande. Cabe resaltar que Jacques Chirac le ganó la presidencia a Le Pen (2002-2007) porque el  temor generado en el país por el programa de Le Pen motivó a que todas las formaciones de izquierda, centro y derecha moderada solicitaran, en aquel entonces, el voto para Chirac.  La ultraderechista  del Frente Nacional, Marine Le Pen,  ha capitalizado parte de la juventud francesa, jóvenes perdidos a quienes nadie orienta y de los que se aprovechan los neo-nazis para sumar en sus filas. Hay que tener cuidado, en ese país y en el nuestro, en abordar esta debilidad. Toda la segunda vuelta de estas elecciones se basó en ganar los votos de esta tercera fuerza política en Francia, panorama no muy favorable para el que tomará la presidencia el martes 15 de mayo.
El emporio económico ya esta presionando a François Hollande, quien tendrá que ganar la mayoría en la Asamblea Nacional en la tercera vuelta, ya que de nada le vale haber ganado el Ejecutivo si no tiene la mayoría en el Legislativo. Las trasnacionales estadounidenses e israelíes, esos mercados invisibles y omnipotentes que presionan y revientan presidentes de los países que no practican la genuflexión, ya están atacando a François Hollande para que no lleve a cabo esas alternativas moderadas de izquierda  verdadera,  que éste ofreció  en su discurso de campaña, ya que no les conviene que la izquierda  tome fuerza en el continente europeo*. De todos es sabido que Europa pertenece a EEUU y a los Israelitas,  o sea al Mercado, a ese uno por ciento que tiene toda la riqueza del mundo.  Es difícil que Francia cambie, pero con este triunfo escuálido de la izquierda se abre un poquito de esperanza para nuestro planeta.

* Es necesario precisar que parte del electorado de François Hollande era el que votó por la opción de izquierda radical, la que se reunió bajo la candidatura de Jean-Luc Mélenchon y que logró obtener 11 % de los votos en la primera vuelta. También es importante precisar que Hollande no es realmente lo que pudiera llamarse un socialista: su partido, social-demócrata, está adscrito a la Internacional Socialista, a la que también pertenecen partidos como… ¡Acción Democrática, en Venezuela! El Partido Socialista francés es el que defendió a capa y espada la pertenencia de Francia al proyecto neo-liberal de la Unión Europea, responsable del actual descalabro social europeo; es el partido que, el año pasado, tenía como su candidato presidencial más seguro al entonces Director General del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn; también es el partido que participó activamente en la primera invasión a Irak en 1991 y en el genocidio del pueblo irakí, bajo la tutela de Estados Unidos; sin olvidar que, además, fue un partido que promovió, al igual que la derecha francesa, leyes contra los inmigrantes. Y pare usted de contar…

Editado por: Herlinda Gutiérrez y Samuel Bravo.



Caricatura: Sarkozy, el perrito faldero de los gringos
(Samuel Bravo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario