jueves, 14 de junio de 2012

PRÁCTICAS ELECTORALES: LA IMPARCIALIDAD COMO MITO

El “fraude” es el lobo, 
como una amenaza constantemente.


Por: Aníbal Ortizpozo

“ yo voto, tú votas, él se abstiene,
nosotros no tenemos ni voz ni voto,
vosotros cometéis fraude
ellos saltan la talanquera” OP

Las  constituciones de nuestras naciones, aprobadas por la mayoría  de sus ciudadanos, ordenan a través de una legislación precisa, quiénes deben ser las autoridades encargadas de velar por el cumplimiento de la Ley Electoral. Generalmente es un Consejo Supremo Electoral que actúa como poder independiente, además norma dirige y supervisa, cómo debe realizarse el proceso y cuáles son las penalizaciones ante posibles irregularidades.

Pero  lo que no se ha  considerado, es que las personas  encargadas de realizar el proceso: presidentes de mesas, miembros y testigos, policías o militares armados, encargados de la seguridad en el Centro de Votación o fuera de él, observadores nacionales y extranjeros etc.…todos tienen en su corazoncito,  preferencia por un candidato y que en la medida que puedan, harán en forma encubierta todo lo que esté a su alcance para favorecerlo y lograr su elección. Lo paradojal es que aún sabiéndolo, los convocamos y conminamos a que  actúen el papel de árbitros imparciales y al finalizar los comicios exclamamos sorprendidos “¡Oh …¿cómo pudo suceder?…”  ante actos comprobados de cohecho durante el proceso electoral.

Las buenas y las malas palabras en la política electoral de hace 50 años, siempre están vigentes, han sido altamente satirizadas como la tradicional jaladera de mecate de los candidatos, que se sigue haciendo casa por casa, abrazando y besando viejitas. Las palabras golpistas y golpismo lo afirma con humor Ángel Rosemblat, el golpe es la más vieja tradición, el venezolano baila el golpe, silba un golpe y se encuentra con la novia a golpe de seis. De  todos los golpes el más pesado es el Golpe de Estado y por más malos que hayan sido los golpistas del joropo, eran bastante menos temibles que los golpistas de hoy”.

Las palabras permanecen junto a la práctica política, según Rosemblat, en uno de sus libros : “…en el año 1958 todo el mundo (en Venezuela) habla de una “candidatura extra-partido”, la expresión es realmente insólita, aunque anuncia una aspiración muy clara, un candidato a la Presidencia de la República que esté fuera de los partidos, que no pertenezca a ninguno de ellos, gran aspiración aunque parece difícil de lograr” y continúa   refiriéndose a términos de uso electoral de ese tiempo, como “planchas prioritarias” en vez de “ listas de candidatos”. Al respecto escribe, “se cuenta de un horrible percance de una señora que, en un vuelo internacional, empezó a gritar despavorida que se había tragado la plancha y los otros pasajeros que solo conocían la de alizar la ropa, la miraban con ansiosa incredulidad. Ojalá nuestras planchas electorales no se parezcan en nada a esa dos planchas de nuestra venerable tradición lingüística.”
Las malas palabras, usadas en los períodos electorales más recientes, corresponden a invenciones, sobrenombres generalmente descalificadores que pasan a formar parte del “argot político popular venezolano” y se usan a modo de insulto descalificador agresivo: demócrata oportunista, demagogo, panfleto, mentiroso mayor, tierrúo, pobre tipo, golpista, escuálido, gobiernero, majunche, familiocrático, oficialista, esbirro, rojorojito, pitiyanqui, palangrista, peculador, burócrata, pesetero, etc. Por ello la sátira popular afirma que 
“a un militar en guerra, sólo lo supera un político en campaña” (...) sigue


Leer el artículo completo: http://ortizpozo.blogspot.com





Ilustraciones: Aníbal Ortizpozo


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